1. Problemas para delegar
Las/os emprendedoras/es a veces tienen la sensación de “saberlo todo” porque después de todo, “es mi negocio”. La verdad es que cada dueño de negocio en algún momento va a necesitar más ayuda si quiere hacerlo crecer.
2. No ser accesible para los miembros del equipo
Muchos propietarios de negocios pequeños a veces parecen “demasiado ocupados” para atender a sus empleados. Tienden a reunirse más con clientes y proveedores que con sus propios trabajadores.
Pero ser accesible a tus trabajadores siempre es muy positivo e inteligente pues ambas partes tienen objetivos en común: asegurarse de que el negocio funcione sin mayores sobresaltos y sea rentable.
Siempre es beneficioso para el negocio tener una interacción fluida con los trabajadores.
3. No actualizar tus conocimientos
El conocimiento es muy dinámico y cuanto más conoces, más descubres lo que necesitas saber. Todo emprendedor tiene que ser curioso y tener la mente lo suficientemente abierta para ampliar el conocimiento en lo que atañe a su negocio.
Esa es la única forma de mantenerse al corriente de las tendencias y estar actualizada/o sobre el negocio. No hacerlo regularmente puede poner el negocio en un grave peligro por obsolescencia del producto/servicio.
4. No supervisar adecuadamente a los trabajadores
Todas las personas en algún momento necesitan una estrecha supervisión. A medida que adquieren experiencia, los trabajadores necesitan cada vez menos supervisión. Cualquier emprendedor que falla o descuida supervisar adecuadamente su fuerza de trabajo está cometiendo un error grave en su gestión.
5. No saber lo que motiva a los trabajadores
Un buen gerente debe saber lo que motiva a sus trabajadores a dar lo mejor de si. Es erróneo suponer que el salario y la puntualidad en pagarlo son suficientes motivación.
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